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Gara o Caprice, pero siempre...Sara.

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miércoles, 28 de enero de 2009

♥ - Ojos Tristes.

En la inmensidad de la noche oscura, cuando ni la Luna se atreve a brillar por no interrumpir, cuando la brisa es gélida, y el silencio se cierne, dos amantes se balancean como si todo el amor estuviera en ellos.

El es orgulloso, majestuoso, potente, imperecedero. Defendió a su pueblo no dejando pasar a sus invasores, y escondió en sus entrañas a quienes se escondían de la injusticia.

Ella es dulce y fuerte a la vez. Rebelde. Sabe cuidar de sus gentes, sabe amar. Inspira canciones y poesías. Y también maldiciones cuando el destino la hiere y se vuelve violenta y salvaje y su grito desgarrador se oye muchas millas tierra adentro. Tiene el poder de atraer las almas, las encanta, las embruja. Siempre vuelves a ella..... Porque el día que la miraste te robó un cachito de corazón. Se convierte en compañera cuando en tu soledad buscas refugio, en tu confidente cuando nadie más te escucha. Es leal, siempre está para ti. Porque eres parte de ella.

Cada noche, la mar se acerca a su acantilado, suave, dulce.... se mete por sus grietas con esa fuerza arrolladora de ser joven para siempre. El acantilado la sonríe arrugando su nariz y dejándose querer. “Demasiado tiempo sólo”, dice para sí. La mar juguetona le cuenta mil historias sobre los marineros que navegan sobre ella, como les atrae la pesca a sus redes si son buenos...... y como se enfada con ellos hundiendo su barcos y sus vidas cuando no la respetan.

El acantilado sabe que un día su ola no volverá, que se hartará de su inmovilismo y querrá volar al país donde los sueños se cumplen. Pero es demasiado tímido para decirla que la quiere, que no puede vivir sin ella. Demasiado orgulloso para que ella le vea sentir debilidad, llorar.
“Soy fuerte, poderoso”, se dice a sí mismo. “No necesito una ola rebelde y caprichosa para ser feliz”, se repetía sin cesar. Y el miedo a ser feliz, el miedo a perder lo único que le hacía sentir, hizo que cada noche fuera más fría que la anterior.

Un día, desde sus travesuras, la ola jugó a estrellarse entre los brazos de su amado como cada noche, y en vez de caricias recibió un silencio. La ola pensó, “algo he debido de hacer mal”, pero por más que pensaba y pensaba no recordaba nada.

Al llegar la noche, una noche negra y fría de invierno, la ola, temerosa de la reacción de su acantilado, se acercó muy despacio, y le susurró en su vaivén: “Dime que me quieres y seré tuya para siempre”. El acantilado temeroso de entregar su alma, dijo simplemente: “No puedo”.

Entonces la ola se enervó violenta, desgarrada, dolida en su alma, asustada pero rebelde, gritó: “Anjana, hada de los bosques cántabros, llévame contigo, ya no quiero ser mar”.
La Anjana, desde la cúspide del acantilado, le dijo, “Olita, medita tu decisión, si te llevo conmigo nunca jamás volverás al mar, ni serás parte de él”.

“Llévame contigo, hada, llévame”, gritaba mientras miraba a su acantilado, que con el alma rota esquivaba aquellos ojos de princesa triste. El silencio se hizo entre los dos. Y ella partió, convertida en una pequeña personita de mirada ausente. Partió para siempre, buscando su sitio en el universo, tenía que haber un sitio donde sus ojos volvieran a brillar como antaño, como cuando hacia cosquillitas al único ser que le hacía feliz.

Y vagó por el mundo, despacito, fijándose en todo y siempre sentía que no estaba en su sitio, ella.... ella era ¡mar! pero el mar ya no la quería, no había lugar para ella en el que fue su mundo.

Conoció gente, se enamoró o creyó enamorarse, más bien necesitaba llenar ese vacío que estaba tan arraigado en su corazón. Tenía tanto amor dentro, tanto para dar que se le salía del alma. Pero su acantilado..... qué lejos estaba.

Ni un solo día de toda su vida dejó de recordar la mirada de su amado, porque seguía siendo su amado, ni un solo día sin recordar cómo él la reñía cuando jugaba con los marineros, él como ella se sentía protegida en sus grietas en las largas noches.

Ni un solo día de su vida, dejó el acantilado de pensar en ella, ni un solo día dejó de odiarse por dejarla marchar. Y cerró su corazón, nadie más entraría en él.

Pasaron los años, muchos, demasiados, y una personita se acercó a su cumbre. La noche era apacible, cálida para ser abril, bajo despacito por sus agrestes rocas, trabándose el vestido. Le resultaba familiar. “No debería hacer esto, se va a caer”, pensaba el acantilado. Por dos veces se estiró para que sus pies encontraran una roca donde pisar.

Se sentó en un saliente, con los pies colgando, y mientras una lágrima rodaba por sus mejillas, gritó: ¿Por qué no me quisiste? Y dando un salto se tiró desde la punta de la nariz de acantilado al mar.

Cuentan las leyendas que el grito del acantilado se oyó en kilómetros y que su Anjana protectora la convirtió en ola antes de tocar el duro y pedregoso fondo del mar.

En el sitio donde ocurrió todo esto..... Hay una placa que dice:

“Lo que no dices, se queda sin decir. Lo que no hagas se queda sin hacer. “

Los marineros del lugar cuentan que en las noches de abril, todavía se puede oír el lloro de una niña junto al latir de un acantilado.

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domingo, 25 de enero de 2009

♥ - No me doy por Vencida.

Me gustaría alargar las palabras, romper los silencios con tal de no soltarte.


Me gustaría que los segundos fueran minutos, los minutos horas y las horas días…


Me gustaría acortar la distancia que nos separa, reducir los kilómetros a metros.


Tu voz, tan sólo ella, es capaz de llenar de alegría mi existencia, por muy dura que a veces se torne.


Cierro los ojos, quiero dejarme llevar por tus palabras, quiero imaginarme a tu lado.

Si pudiera tan solo tocarte, sentirte por un instante cerca…

Si pudiera acariciar tu pelo y verte sonreír...

Si pudiera rozar tus labios y embriagarme de tu esencia…

Yo firmo mi rendición en la dulce prisión de tus brazos, y quiero cumplir la condena de caminar siempre a tu lado.

Algún día, espero que cercano, venceremos la distancia que nos separa…

Algún día, no tendré que cerrar los ojos para imaginarte y tu voz no sonará tan lejana…

Algún día, seremos uno, hartos ya de ser dos mitades enamoradas.

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miércoles, 21 de enero de 2009

♥ - Quiero, ¿Quieres?.

Quiero escribir sin parar, quiero correr sin mirar atrás, quiero ser irracional, quiero volar sin alas, quiero sentir, sentir el ahora y estirar las horas con mis manos para que siempre estés junto a mí.

Quiero parar de escuchar, quiero dejar de pensar, quiero vivir sin importar nada mas, quiero amarte , quiero ver tu sonrisa en cada una de mis mañanas y sentir el aroma de tu piel impregnado en mis sabanas.

Quiero ser feliz junto a ti, comprendí que la vida puede ser de mil colores, que no importan los temores si se tienen ilusiones, que el amor no es una fantasía, que los sueños nunca son demasiado grandes y las metas nunca están demasiado altas.

Cuando te conocí, aprendí a querer lo imposible, por eso hoy quiero que me quieras y que me dejes quererte, ¿quieres?...

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miércoles, 14 de enero de 2009

♥ - Si vas a marcharte.

No me pidas que te olvide, porque no quiero.

No me pidas que no te ame, porque no puedo, No me digas que vas a marcharte, no tienes que hacerlo.

Si vas a irte, vete, pero no me lo digas. No me asesines de esa manera, déjame vivir con tu recuerdo, vete tranquilo y no digas nada.

De verdad, no es necesario yo te comprendo y porque te amo, te permito hacerlo.

Vete, vete sin remordimientos, por mí no te preocupes sabré mantenerme viva, soñando tu regreso y cuando estés lejos...

Cuando comprendas que tú y yo somos uno, que nos pertenecemos.

Cuando comprendas que nadie como yo podrá amarte, ni te ha amado.

Cuando la cruz de la tristeza, empiece a doblegarte el alma.

Regresa amor mío.

Que amándote igual o más que el primer día.

Con los brazos abiertos, te estaré esperando.

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viernes, 9 de enero de 2009

♥ - Pensando en tí.

Estoy aquí, en medio del frío, desafiando el insomnio que me provoca pensar en ti y he decidido escribir porque los sentimientos me asfixian y no me dejan vivir. Si, es para ti esta carta, no estás leyendo nada que no te pertenezca pues cada letra, cada signo y cada suspiro detrás de estos garabatos a los que llaman escritura, son todos tuyos. Tú, dueño y señor de mis sueños, eres un ladrón que me robó todo.

Esta, sin embargo, no es una carta para decirte cuanto te amo con todas esas palabras pomposas y rebuscadas que podría yo escribir. Tampoco son letras que pudieran inspirar alguna novela o historia de amor de esas que a todos nos parecen cursi pero que en el fondo anhelamos vivir. Esta es solo una carta que te hablará de mí de la manera más simple y honesta que conozco.

Quien escribe no es la mujer que seguirá tus pasos, porque así lo has decidido, quien te escribe es tan solo una mujer, que escucha al corazón y va ciega por la vida creyendo que el amor es cosa de locos y es mejor desquiciarse para vivirlo plenamente.

Detrás de estas letras hay alguien que quisiera decirte tantas cosas bellas y que tiene la garganta atada con un nudo que no permite que las palabras vuelen y se posen en tus oídos. Un nudo que pone mis pies en la tierra cuando de repente abro mis alas para lanzarme al abismo.

Extraño amor el mío, sin entrega, sin desatino, sin esperanzas de un día hacerte solo mío, mas es un amor sincero de esos que quizás tu nunca hayas tenido, de esos que no conoces y que jamás has vivido, de esos que espera siempre el final del invierno para florecer silvestre por los campos de la vida. Amor que ha nacido sin permiso de lo profundo de mis entrañas, que llena los espacios de mi cuerpo y se desborda cada vez que oigo tu voz.

Esta no es una carta para decirte cuanto te amo, es una carta para que sepas que en alguna parte del universo un ser ríe y llora, vive y muere por ti, por tu cariño, por tu abrazo tibio, por el amor que un día desearía que fuera mio.

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sábado, 3 de enero de 2009

♥ - Algún día.

Ahora estoy a la orilla del mar pensando en silencio, en los días felices, en los días que tan unidos estábamos, antes que sucediera esta cruel separación, éramos tan iguales, como dos primaveras, como dos gotas de lluvias que en una flor se deslizan, como una canción de amor, que enamorados escuchan, como la brisa del mar que en las playas se acurrucan.

Todo se perdió en un segundo o fue una simple mentira, que pena que te engañaras y me engañaras, mi vida.

Yo si te amé de verdad, como se ama de veras, con la mayor lealtad, con ese amor que venera, que se encuentra en canciones o en un hermoso poema.

Ahora vivo de recuerdos y añoranzas que no mueren, esperando que algún día, pase tranquila esta pena. Aquí estoy sola y tranquila sin alicientes ni nada, con una fiel esperanza, tener un feliz mañana, una bella primavera, un amor que sea un alivio, a noches de soledades que se vuelven un delirio.

Quiero un amor apacible, sin tormentos, de aguas claras, con dulces sueños constantes y versos que nunca acaban, quiero un invierno caliente, un otoño que no sea gris, un verano con cadencias e ilusiones sin morir. Una balada que sea suave, una novena sinfonía, un precioso despertar y una dulce compañía…

Sólo quiero eso amor y llegará a mi vida, tengo sólo que esperar a que aparezca algún día...

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